viernes, 28 de abril de 2017

La vida negociable

Deliciosa a ratos, disparatada unas veces y cuerda, muy cuerda, otras; descacharrante y para echarte a llorar a partes iguales; juguetona, narrada en primera persona a modo de novela de pícaros, … “La vida negociable”, de Luis Landero, me ha gustado tanto que no dudaré en afirmar que su capítulo 6, por ejemplo, debería ser texto interdisciplinar de “estudio” obligatorio en tercero de la ESO: en conocimiento del medio, en lengua y literatura, en ética, en psicología, en orientación profesional y hasta en matemáticas.
Así que sólo añadiré un párrafo que nos explica algo de la obra general de Luis Landero y varios otros que he entresacado de su novela:
“Sus libros se han comparado con la obra cervantina, por su estructura tradicional, en una época en la que parece que todo debe ser experimentación o ligereza, por el lenguaje elaborado, por la ironía y cariño con que analiza las fantasías, anhelos e ideales de la gente de su generación, una mayoría gris y silenciosa a la que se exige el triunfo mundano como sea.”

“No me lo podía creer. No podía creer que mi padre, el más acabado modelo de honestidad, tan rezador y comulgante, y de principios tan estrictos, estuviese metido en un turbio negocio de tejemanejes, de comisiones, escamoteos, falsificaciones y fraudes, con la complicidad de porteros y contratistas, jefes de obra, obreros, alcahuetes, proveedores, inspectores de urbanismo, y hasta algún presidente de comunidad de vecinos, de modo que entre todos formaban una red de delincuentes, de pequeños criminales, que a su manera eran poderosos, como si gobernasen a su antojo un modesto reino en el que ellos formaban la aristocracia, y cuyo monarca era mi padre, urdidor y coordinador de toda aquella trama.
            Y de ese modo me fue enseñando cómo amañar adjudicaciones de obras, cómo apropiarse de fondos de la comunidad con cargo a gastos inexistentes, cómo distraer dinero de las tasas, cómo poner y quitar presidentes de comunidad, cómo emprender obras inútiles, raras o ficticias, o cómo inventar problemas que luego él y los suyos resolvían y cobraban, ganándose de paso el respeto y la gratitud de los vecinos, y así otras muchas cosas de ese estilo.”
“Todo empezó cuando un contratista me ofreció un habano, y ya puestos”, y como era la hora de comer, me invitó también a comer […] Hasta que llegó el momento fatídico en que me dije: Si no lo haces tú lo hará otro, y cedí ante aquel argumento tan razonable y tentador”.
Así le educa su padre: “Mira, Huguito, en la vida todo es negociable, y también con Dios, digo yo, se podrá negociar. Hay que aprender a convivir con el mal, y en este negocio mío y que pronto será tuyo, piensa, como yo lo pensé en su día, que si no lo haces tú, otro lo hará por ti, de modo que con tu virtud no evitas el mal; al contrario, aceptándolo, puedes paliarlo en parte, contenerlo, hacerlo más venial y más humano, y ese, a su modo, es también un servicio que se le presta a Dios, que todo lo ve.”
“Y ahora entra en escena otra vez el silencio, su majestad el silencio, el que a veces te obliga a decir lo que no quieres y a callarte lo que anhelas decir, el urdidor de equívocos, de esperanzas, de angustias, de culpas, de las más fantásticas sugerencias e hipótesis, espada que hiere y elixir que alivia, cornadas de grillo que a veces son mortales, escaparate y trastienda donde ocultarse o exhibirse, albergue donde descansar y laberinto en el que extraviarse, el comediante de las mil caras, el único capaz de decir lo indecible, el histrión desvergonzado al que no le importa hacer público lo inconfesable sin miedo ni rubor, el mago que convierte lo claro en turbio y lo inescrutable en evidente, el que con más secreta elocuencia nos define, porque tanto o más que por nuestras palabras los demás nos conocen e intuyen por nuestros silencios.”
“Esta historia es como mi vida, un completo absurdo”

“Con los años uno se acomoda a lo que hay, negocia con uno mismo y con el mundo, porque, como bien decía mi padre, todo en la vida es negociable, ahora comienzo a comprenderlo, ahora que empiezo a vivir en el presente sin otra patria que el presente. Quien sabe, quizá aceptando mi fracaso, es decir, aceptándome, consiga, si no ser feliz, al menos un poco de sosiego y de paz.”·
Tendremos que perdonarle que le atribuya el famoso "eureka" a Pitágoras

viernes, 21 de abril de 2017

Lezo, Gürtel, 3%,...

De vez en cuando veo el programa de Wyoming en la Sexta. Cada vez con menos frecuencia. Porque resulta aburrido, por reiterativo, por ya oído y visto, por ya conocido, porque de una misma noticia sólo cambian los nombres de los impugnados, los detenidos, los imputados, los investigados, … y las cantidades (siempre superiores a lo que yo tendré en lo que me queda de vida).
Anoche lo vi. Era mi primera opción de tele después de la cena. Reconozco que lo hice, más que nada, porque estaba ansioso, expectante, divertido de antemano, con la venganza a flor de boca.
Suponía que se cebaría en Marhuenda. Sobre todo después de haber leído en el diario.es, a propósito de sus insultos a una mujer. esto: El director del periódico conservador ha querido dejar claro que "no se trata de machismo" porque tiene "hijas". Había buena carnaza.
Pero, en la primera media hora larga (hasta que cambié de canal) sólo una breve referencia a su obligada declaración ante el juez.
¿Será que Marhuenda, además de otras muchas cosas (y de otras muchas fuentes de ingresos) no deja de ser uno de los tertulianos habituales de la Sexta? ¿Uno de los tertulianos más necesarios en sus programas-tertulia porque siempre resulta “interesante”, histriónico (en sus palabras más que en sus gestos), un buen “acicate” para que no decaiga?
“Ya conocen ustedes las noticias. Ahora les contaremos la verdad”. Toda la verdad, no.
Y hoy, como no podía ser de otra manera, vuelta a la realidad, a toda la verdad. O sea que la Hacienda bizkaina me comunica que en el año 2016 me corresponde meter en la caja más de siete mil euros.
Y mi pobre y débil estrategia financiera apenas me va a proporcionas la desgravación de un par de cientos de ellos (si tengo bien todos los papeles, que ya se verá si no me falta alguno).

Hay que rellenar la caja. La tenemos que rellenar tú y yo. No sea que un día metan la mano y sólo encuentren telarañas. Los que salen en las noticias de Wyoming también tienen sus necesidades.

martes, 11 de abril de 2017

Total Khéops

Llegué a Jean Claude Izzo y a Paco Camarasa de la mano de Txutxi  (a cada cual lo suyo) y, si mi memoria no me traiciona demasiado, en fechas cercanas entre sí, aunque ya lejanas de hoy.
Paco Camarasa fue, entre otras muchas cosas, el librero de “Negra y Criminal”, a cuyo blog estuve suscrito mientras duró y que, aun hoy, sigue mandándome noticias sobre novela negra de mucho interés.
Son muchos los autores a los que he llegado siguiendo sus consejos… aunque siempre me han estimulado más las recomendaciones de la librera.
Paco Camarasa acaba de publicar “Sangre en los estantes” , un más que interesante ensayo sobre la novela negro-criminal y sus autores y autoras, que os recomiendo encarecidamente.
En ese ensayo, Paco dice estos: “Si tuviera que recomendar un solo libro de novela negra (no confundir con novela policial) sería, sin duda, Total Khéops
Y yo que llevaba con ella varios meses en mi ebook, porque había decidido releer a Izzo, no he necesitado más.
Total Khéops es la primera parte (independientes las tres entre sí) de una trilogía que trascurre en Marsella, aunque hay quien llega a afirmar que Marsella, más que su entorno geográfico, es el verdadero protagonista. He vuelto  sobre ella y la he releído con mucho placer.
No tardéis mucho en embarcaros en el bote de Fabio Natale, el poli (el que me dio la primera noticia del Lavagulin), en el que encontraréis páginas de increíble ternura, muerte, corrupción, desprecio por cualquier valor humano, racismos, fascismo, drogas, armas, amistad, ganas de cambiar el mundo, … O sea, lo mejor de la novela negra.
Os dejo algunas de sus perlas:
“Nos habíamos hecho hombres. Desengañados y cínicos. Un tanto amargos también. No teníamos nada. Ni siquiera un CAP. No teníamos futuro. Sólo la vida. Pero la vida sin futuro era todavía menos que nada”.
“Por primera vez, preví que comprender quizá no fuera suficiente. Comprender es una puerta que se abre, pero no se sabe lo que hay detrás.”
“El blanqueo del dinero de la droga ayudaba al necesario reimpulso económico. Tanto patronos como políticos lo veían así”.
“Era siempre el final anunciado el que se cernía sobre nosotros. Bastaba con abrir los periódicos por la página de internacional o de sucesos. No hacían falta armas nucleares. Nos mataríamos los unos a los otros con un salvajismo prehistórico. No éramos más que dinosaurios, y lo peor es que lo sabíamos.”
“No confiaba ya en la justicia de mi país”.

“Me volvía loco. Había muerte por todos los lados. En mis manos. En mis labios. En mi boca. En mi cuerpo. En mi mente. Era un muerto viviente.”