Se tarda en saber si se ha cogido una novela para leer, si
habrá un relato construido o si estamos leyendo algo así como un tratado sobre
culturas extrañas, aderezado con una especie de autobiografía del investigador.
“Bajo el árbol de los toraya es una de esas novelas (que lo
es) que habría que leer despacio, sin prisas, parando para entrar en muchos
temas, para responder a una introspección provocada: Philippe Claudel, a través
del protagonista (y narrador) hace un canto hermoso a la amistad, profundas y sencillas
reflexiones sobre la pareja, el envejecimiento, la visión que tiene uno de sí
mismo,… La muerte siempre ahí. Y la vida.
Novela para viejos, para sesentones. Aunque ojo, es él quien
dice: “los cincuenta son la vejez de la
juventud y los sesenta la juventud de la vejez”.
Novelita (por lo corta)- novelaza (por su densidad y su
magnífica forma de expresarse. No llegaría a darle la categoría de “novelón”.
Os dejo algunas perlas:
“Nuestro mundo vive de
espaldas a la muerte. Los toraya lo han convertido en el centro del suyo.
¿Quién tiene razón?”
“A veces el silencio
parece el diálogo profundo de quienes se comprenden.”
Así dice de su madre, anciana y con la cabeza “perdida por la
enfermedad y la edad: “Que ella habita en
un universo del que lo ignoro todo, en el que no sé si existen el sufrimiento,
el dolor, el placer, los sueños, los recuerdos, el tiempo, y que ella tampoco
sabe nada del mío, no puede comprender de ninguna forma lo que experimento, lo
que siento ni cómo es mi vida”
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